ADICCIONES
En Consejería y principalmente cuando he tenido que tratar con creyentes que estaban pasando por alguna adicción (así es creyentes también pueden quedar adictos al juego, la comida, la pornografía, la droga, el sexo, etc.) siempre les decía que debían santificar la voluntad y se los explicaba someramente, pero el otro día un consultante me dijo “No entiendo lo que me dice, ¿cómo hago para santificar mi voluntad? Allí entendí que lo que puede ser muy claro y lógico para algunos podría ser no tan claro para otros, máxime cuando hablamos de las cosas de Dios.
Entonces comprendí que debía explicar con claridad como es que se vence todo tipo de adicción. Por lo tatno todo lo que leas a continuación es la llave para que dejes de estar escalvizado/a a cualquier tipo de adicción bajo la cual el diablo ha sido señor con señorío sobre tu vida escalvizandote por tanto tiempo.
Leemos en Rom. 12:1 “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”.
O sea que si eres cristiano/a para Dios existe solo juna forma de adorarle: ofreciendole tu cuerpo.
Cuando miramos la vida de Jesús podemos ver que Él fue tentado en todo (Heb. 4:15) pero su voluntad era hacer la voluntad del Padre (Jn.6:38) y no la de Él. Como creyentes sabemos cual es la voluntad del Padre para todos nosotros. Si estuviste en la Iglesia por solo dos reuniones, ya sabes cuál es Su voluntad: que te apartes del pecado (toda adicción es pecado).
Vamos a los servicios/cultos en nuestras congregaciones por agradecimiento a Dios por habernos provisto salvación a través del sacrificio de Cristo. El murió para que nosotros no tuviéramos que morir eternamente y además obtener una vida tranquila. El pecado original y el pecado de cada uno de nosotros lo llevó a sufrir el terrible martirio de la cruz y en ese acto en el momento que dijo “…Consumado es…” (Jn19:30) Dios aceptó Su ofrenda en Su sangre por ti y por mí.
Es por eso que cuando lo aceptamos como Señor de nuestras vidas, pasamos de muerte a vida y somos hechos nuevas criaturas (2Cor.5:17) quedando la vida pasada debajo de las aguas del bautismo, dado que nos identificamos con su muerte y resurrección; Ro. 6:3 “ ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? 4 Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”.
Esto es clarísimo. Si hemos sido bautizados, alli en la profundidad del agua del bautismo, quedó el hombre/mujer que no tenía habilidad para decirle NO a la adicción, pero al emerger de esas aguas salmos con el Espíritu Santo que nos provee una opción nueva y fortalecida para decir NO al pecado y a la tentación que los demonios traen sobre nosotros.
Para poder dejar atrás todo tipo de adicción debemos SANTIFICAR LA VOLUNTAD. La carne (término bíblico para referirse al EGO) tiene sus raices en las debilidades que nos hacían pecar y los demonios saben como manejarla. Debes entender que la mejor forma de alabar a Dios (tu culto racional) va a ser presentar tu cuerpo a tu Señor cada día, para que cuando los demonios lleguen para querer manejar tu carne (ego) y tus deseos al antojo de ellos. (Ro.6:16) tu voluntad santificada y fortalecida les ofrece un sencillo NO!! “¿No sabéis que cuando os presentáis a alguno como esclavos para obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, ya sea del pecado para muerte, o de la obediencia para rectitud?”
Abre tus ojos espirituales y entiende el gran poder que tienen los demonios sobre tu vida, santifica tu voluntad y no les des satisfacción. Para vencer la adicción todo lo que debes hacer es decir NO y mirar a Cristo, CAMBIAR TU ATENCION en el momento de la tentación hacia un texto que hayas memorizado como por ejemplo 1 Jn 4:4 “… vosotros sois de Dios y los habéis vencido, porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo”. Otra importante: Gal 2:20 “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” y la última súper importante Colosenses 4:13 “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Entonces en el momento de la tentación deberás entender que tienes en tu mente un interrupto como la radio AM/FM. En la misma radio y en AM pueden estar pasando una pelea de box, o transmitiendo algo muy ruidoso, y con el solo mover de la perilla a la posición de FM sin correr el dial de posición, de pronto escuchamos una música suave y hermosa. No cambió nada en la radio físicamente. Tan solo hubo un acto de tu voluntad por el cual decidiste cambiar la perilla de AM a FM y todo el ambiente cambió. Eso es lo que se debe hacer cada vez que la situación a tu alrededor se torne ruidosa y difícil por el impulso pecaminoso (supongamos que tu nombre es Victor Pérez), alli deberas cambiar de VP a JC (Jesucristo). Orientando tu atención a las cosas de Dios y negando tu cuerpo y la tentación correspondiente.
El Espíritu Santo que more en ti, la tercera persona de la Trinidad toma control de tu vida en ese momento. Cristo en Espíritu está dentro tuyo buscando ayudarte en toda situación. Pero debes permitir que cuando la situación difícil llegue sea El sea quien conteste, no tu; ya que no tienes la capacidad para contestar apropiadamente, mientras que El sí. Tan sólo por un acto de tu voluntad en el momento en que llega la tentación cambia de VP a JC, y permite que el fruto del Espíritu fluya: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza, Gál. 5:20. Que cuando aprieten las dificultades y circunstancias difíciles que puedan estar empujandote a pecar, el fruto ya esté maduro y fluya desde tí de esa manera. No olvides que al responder de esa manera no serás hipócrita, sino que estarás actuando conforme a tu nuevo entendimiento de lo que Dios ya ha hecho en tí. Si actuases de otra manera (léase carnal), entonces sí que sería un actuar hipócrita, pues estarías yendo en contra de lo que ya sabes y crees de Dios ahora. Dios nos considera santos y justificados, buenos, y generosos, mansos y humildes, no porque ya lo hayamos alcanzado, sino porque nos ve en Cristo. VIVELO!!!!!
